miércoles, 23 de junio de 2010

Experiencia Juatarhu


LOS JÓVENES DE LA CUENCA DEL LAGO DE
PÁTZCUARO Y LA CARTA DE LA TIERRA

A todas y todos los presentes en esta celebración de los 10
años de la Carta de la Tierra.
Les damos un saludo sostenido.

La presentación de nuestra experiencia como jóvenes con la
Carta de la Tierra, la hemos construido con las voces de cada
una y uno de los 18 miembros de la Brigada Juvenil Forestal
Juatarhu (que significa cerro-bosque en purépecha) somos un
pequeño grupo (tribu, cúmulo, manada, parvada, cardumen o
como gusten y manden) de jovenes talentosos, carismáticos y
con superpoderes (modestia aparte)… nacimos con el objetivo
de: Revincular a los jóvenes de la cuenca del lago de Pátzcuaro
con su ecosistema forestal por medio del Arte-acción-forestal, a
través de la comunicación de joven a joven con acciones
artísticas como conciertos, murales, talleres de educación
ambiental y cultura forestal, así como del uso creativo de las
tecnologías de información y comunicación.

Con nuestras acciones intentamos recuperar y conservar los
bosques por medio de la siembra y reforestación de árboles
endémicos y de otras especies adaptadas a las características y
necesidades de la cuenca. Apoyamos la capacitación,
organización y logística de comunidades, ejidos, jóvenes y niños
durante la temporada de reforestaciones y el resto del año
desarrollamos actividades relacionadas con la comunicación,
cultura y educación ambiental a través del arte y de la
transferencia de tecnologías apropiadas, como estufas
ahorradoras de leña, miniviveros forestales y estamos por
comenzar un banco leñero.

Todo esto lo hacemos para colaborar con acciones locales
para las soluciones globales ante el cambio climático por medio
del desarrollo forestal sustentable, ya que tenemos como
prioridad los árboles, flora, fauna y cultura que hemos heredado y
que conservaremos en mejores condiciones para las
generaciones que vienen.

En cada pensamiento, sentimiento y acción está presente la
Carta de la Tierra, sus principios y valores son nuestra brújula.
Varios de nosotros desde niños hemos tenido la fortuna de vivir y
convivir con la Carta de la Tierra, y sabemos que nuestra
responsabilidad y conciencia como jóvenes y ciudadanos del
mundo tiene buena simiente.

Sabemos que actualmente somos muchos los jóvenes que
estamos trabajando en beneficio de nuestro medio ambiente, ya
que la situación mundial nos apremia a la acción, porque si
esperamos el mañana con los brazos y la conciencia dormida,
quizá nuestro despertar sería terrible.

Leonardo Boff nos dice que: “Es de sobra conocido que la
sociedad mundial vive en el ojo de una crisis incalculable de
sentido y de falta de rumbo histórico. No sabemos a dónde
vamos. Los sueños y las utopías murieron, dejando a las
sociedades y a las personas sin fundamento. Se nos entrega al
sistema económico dominante que hace de todo mercancía y se
rige por la competencia feroz y no por lazos de cooperación”.
¿Cómo reaccionamos nosotros, los jóvenes antes este
panorama? ¿A qué nos podemos agarrar para no sentir que
estamos a la deriva y que hemos heredado la parte más oscura
de la humanidad y del planeta? En nuestra cuenca del lago de
Pátzcuaro, existen peces, anfibios, aves y plantas en peligro de
extinción, nosotros mismos nos sentimos en peligro de extinción.
Los abuelos cuentan que hasta hace no mucho tiempo era un
paraíso lleno de cantos de pájaros, bosques espesos, agua
cristalina, cerros majestuosos, para cada elemento de la
naturaleza existía una leyenda un mito, un universo concebido
con respeto y dignidad. Sin embargo así como los animales y
plantas, también se está perdiendo nuestra cultura, lengua
materna, tradiciones y posibilidades de una vida digna y
sostenible con las expresiones actuales que como jóvenes
necesitamos compartir… ante éste escenario devastador, en
lugar de permitir que nos gane la indiferencia o la apatía y la
depresión, decidimos actuar, a través del método desarrollado
por la Maestra Cardiela Amézcua, nuestra coordinadora, que
consiste en: observar, conocer, valorar y conservar.
Teniendo la Carta de la Tierra como guía ética.


Nuevamente retomamos a Leonardo Boff, que nos estimula
e inspira al decirnos que: “La Carta de la Tierra reúne un
conjunto de visiones, valores y principios que pueden volver a
encantar a la sociedad mundial. Sitúa en su centro la comunidad
de vida a la cual pertenecen la Tierra y la Humanidad, que son
momentos del universo en evolución. Todos los problemas están
en ella considerados como interdependientes, los ambientales,
los sociales, los económicos, los culturales y los espirituales, lo
cual nos obliga a forjar soluciones incluyentes.

Según la Carta de la Tierra, el desafío que la situación
actual del mundo nos impone es éste: o formar una alianza global
para cuidar de la Tierra y los unos a los otros o nos arriesgarnos
a la destrucción y a la devastación de la diversidad de la vida”.
Nosotros, los Juatarhu, decidimos la primera opción, primero
formamos una alianza de amistad, lealtad, y amor entre jóvenes
de diferentes comunidades lacustres, después hemos fortalecido
lazos de amistad y cooperación con organizaciones civiles
locales y nacionales, y principalmente ponemos nuestra energía y
amor para compartir y aprender en las comunidades; también
hacemos uso de las tecnologías de comunicación actual,
tenemos un blog, pertenecemos a redes sociales y estamos en
contacto con jóvenes de todo el mundo a través de los canales
de comunicación de la Carta de la Tierra, como su boletín
mensual y las conferencias virtuales. Actualmente tenemos
alianza con Echeri Consultores A.C. y Reforestamos México A.C.
Pertenecemos al proyecto nacional de la Agencia de Formación
en Acción y somos miembros de una red amplia y diversa de
jóvenes agentes de transformación social para la recuperación de
los ecosistemas forestales de nuestro país. Hemos tomado el
desafío en nuestras manos, con nuestros sueños y nuestro
actuar consciente para el cuidado, protección y conservación de
la diversidad de la vida.

Aunque apenas tenemos un año y tres meses de vida como
Brigada, todas y todos tenemos una educación familiar con
valores ambientales, que nos han dado bases para tener un poco
más de certeza y claridad de hacia dónde, cómo y con quién
dirigimos nuestro ímpetu. En este tiempo hemos logrado
organizar dos conciertos y un festival de jóvenes por los bosques,
hemos impartido talleres de educación ambiental a través del arte
y la Carta de la Tierra a niñas y niños de comunidades indígenas
y rurales, logramos reforestar áreas prioritarias de la cuenca con
16,500 arbolitos, en colaboración con jóvenes voluntarios
realizando pequeñas reforestaciones conscientes y amorosas de
500 en 500 arbolitos, a los cuales les estamos dando seguimiento
de sobreviviencia y estamos aprendiendo cada día más sobre
recuperación de suelos, especies, reproducción en vivero,
semilleo y conocimiento más profundo de nuestro ecosistema.

Otra parte importante es que estamos aprendiendo sobre la
construcción y la transferencia de tecnologías apropiadas como
estufas ahorradoras de leña, baños secos y viveros comunitarios.
Estamos en un diplomado de promoción cultural y en
capacitación permanente sobre economía alternativa,
metodologías sociales participativas, permacultura y desarrollo
forestal sustentable. Constantemente salimos de campamento
para mantener más fuerte y estrecha nuestra relación con la
naturaleza y sus elementos, para sentir en nuestra piel la lluvia, el
frío, el amanecer y la belleza de los colores y sonidos que
despiertan nuestra imaginación y creatividad.

Gracias a lo que realizamos nos otorgaron el Premio Estatal
al Mérito Juvenil en Protección al Medio Ambiente 2009, en
manos del Gobernador de Michoacán y a principios del presente
año 2010, nos eligieron para un estudio internacional sobre la
presencia de valores, por medio de la Carta de la Tierra
Internacional, la Universidad de Brighton en Inglaterra y otras
instituciones que tienen el interés por conocer lo que está
sucediendo con la presencia e implementación de los valores
como la cooperación en la diversidad, el respeto, la integridad, la
equidad y justicia. Así, estuvimos tres semanas de enero con el
investigador Ismael Velasco y con Alicia Jiménez, en
coordinación con Cardiela Amézcua, reconociéndonos a nosotros
mismos a través de los indicadores y las formas novedosas de
evaluación participativa… con ésta experiencia nos dimos cuenta
de valores que están presentes sin que nosotros mismos los
mencionemos, porque son parte esencial de nuestra convivencia
y visión del mundo, y al hacerse visibles nos sentimos más
unidos y fortalecidos, más identificados con la Carta de la Tierra.
De alguna forma nos hicimos más conscientes de lo que somos y
hacemos, nos valoramos y conocimos más a nosotros mismos.

Ésta experiencia de ser elegidos entre los seis mejores
proyectos de educación en valores a nivel mundial, nos ha puesto
en la mirada de varios organismos que ven en nuestra labor, la
posibilidad real de replicar la metodología de educación
ambiental y forestal a través del arte, en otras latitudes de
nuestro planeta donde los jóvenes necesiten revincularse con sus
ecosistema forestal para observarlo, conocerlo, valorarlo y
conservarlo, para las presentes y futuras generaciones.

Para terminar, queridos amigas y amigos, queremos
agradecer Ramón Merino, que registra en foto y video nuestras
aventuras, a Cardiela Amézcua por su maravillosa e innovadora
metodología, su guía y amor incondicional, a Margarita Alanís,
nuestra promotora y acompañante, ellos tres nuestros fundadores
y aliados de Echeri A.C. a Pavel Valdés, JC, Sandra y todo el
equipo de Reforestamos México quienes nos dan los recursos y
aliento para realizar nuestros locos sueños reforestadores; a
Mateo Castillo, Rosy Cuadras, Cristi Maya y el equipo del
Secretariado Nacional de Carta de la Tierra, así como a Mirian
Vilela y todo su equipo de Carta de la Tierra Internacional en
Costa Rica; y a todos los que hace posible que a 10 años la
Carta de la Tierra este viva en nuestros corazones y
pensamientos.


Nos sentimos muy afortunados y privilegiados de pertenecer
a ésta generación de cambio y transición del pensamiento
depredador hacia el pensamiento sostenible y el desarrollo para
la esperanza. Estar hoy, aquí en esta mesa de experiencias de
jóvenes con Carta de la Tierra, nos permite compartir nuestros
esfuerzos locales para establecer alianzas globales con todas y
cada uno de los presentes.
Voy a cerrar leyendo algunos de los testimonios Juatarhu,
que podrán encontrar en nuestro blog:

Ser parte de Juatarhu es poder compartir con mis amigos,
desconocidos, niños, señores y chavos el hecho de darle a la
tierra una oportunidad de recuperarse plantando árboles y
haciendo arte para concientizar y educar sobre los ecosistemas
forestales, ya que como jóvenes marcamos la diferencia en el
planeta y en nuestra conciencia sobre lo que hemos hecho mal
hasta este punto y cómo podemos parar y mejorar el rumbo.
Juatarhu significa más que una brigada, somos un grupo de
amigos con los mismos intereses, dispuestos a apoyarnos
mutuamente frente a cualquier situación. Me interesa mucho
estar en ella porque hago un gran esfuerzo por ser mejor y
aunque los demás no lo noten, lo importante (bueno de forma
subjetiva) es que yo lo noto y eso hace la diferencia en lo que
hago ahora y lo que hacía antes.
Magda

Estar en esta brigada significa más que plantar árboles.
Solo es cuestión de abrir una cepa en algún cerro o comunidad y
meter ahí todas las cosas que he aprendido (desde cómo se
llaman los árboles hasta hacer dulces de tamarindo y componer
una obra conceptual) para, después de bailarle alrededor, darme
cuenta que se trata de un bosque...un enorme bosque!!
Plantar árboles me ayuda a desarrollar libre albedrío, me
ayuda como artista a saciar mi sed de creación, de sentir lo divino
(creamos bosques, los CREAMOS), ayuda al héroe enjuto y
despeinado que hay en mí a sentir que de hecho SALVA a
alguien (el muy rufián, usualmente se quedaba nada mas tirado
mascando pretensiones), ahora ayudo al mundo a respirar
tranquilo… Soy un humilde tipo con las manos cafés y las ideas
verdes…
Con los Juatarhu hemos sobrevivido a piedras en el suelo
(sentidas a través del golpe de pala), tierra chiclosa, aludes de
niños enardecidos, capibaras fluorescentes, chistes malos, tortas
minimalistas, gallinas de guinea, lluvias bíblicas, oradores
cantinflescos, balaceras en alegretto, muertes inesperadas… Y
aquí estamos, arbolito en mano y lodo en cara.
Y aquí estaremos. Metidos en la gran cepa. Plantándonos
unos a otros.
Toto

En alguna ocasión cuando era niña hable del camino de las
luciérnagas… bienvenidos, estamos en él!
Gracias!

Ma. Camila Merino Amézcua
Pátzcuaro, Michoacán, México
24 de Abril de 2010


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